La Asamblea general de la ONU instituyó hace algunos años el 1º de Octubre como día del abuelo, sin embargo, cada país ha optado por celebrarlo en distintas fechas. En México el día del anciano se festeja el 28 de agosto, pero lejos de simbolizar únicamente un día para realizar gastos exorbitantes para festejarlos, implica un motivo de análisis profundo a nivel personal y familiar.
Actualmente existen Asociaciones Civiles e
Instituciones de Asistencia Privada, así como algunos asilos de ancianos
privados que se dedican al cuidado de los adultos mayores. Se estima que
aproximadamente el 5.41% (6,073,232) de la población actual del país
(112,336,538[1])
son adultos mayores, de los que al menos 10,920[2] son
atendidos en asilos y centros de desarrollo comunitario en México.
Por
otro lado, el aumento en el promedio de vida en México es de 71.4 años para los
hombres y para la mujer de 77.5. Se estima que en los próximos años seguirá
aumentando para ser de 80 para las mujeres y de 76 para los hombres.
Los ancianos, sin embargo, son el sector más
olvidado de las sociedades de muchos países, lo cual es una gran paradoja
social debido a que se busca extender y alargar la expectativa de vida pero
luego se transforma en una carga social. La vejez es una de las etapas de la
vida en las que el ser humano tiene más gastos debido a las enfermedades que
llegan con la edad y al creciente costo del cuidado médico y la asistencia que
necesitan los ancianos para realizar actividades cotidianas.
Desafortunadamente, un gran número de familias
encara esta situación, sin darse cuenta que la falta de planeación puede
acarrear serias consecuencias.
Una reciente investigación encontró que muchos
hijos adultos que cuidan a sus padres ancianos han tenido que enfrentar esa
responsabilidad sin estar preparados.
Lo anterior arroja diversas perspectivas para
analizar y atender el problema.
Salud personal
La opinión que los jóvenes y adultos tienen sobre
la vejez se realiza en muchas ocasiones percibiéndola como de una remota
tercera persona, y aunque la mayoría de las personas no le temen a la vejez, sí
anhelan alcanzar esta etapa con dignidad. La clave está en ahorrar, planear y
tomar decisiones difíciles pero determinantes a tiempo, para evitar que otros
decidan por usted.
Se sabe que el estilo de vida de las personas,
tales como fumar, una vida sedentaria o una alimentación inadecuada,
incrementan el riesgo de tener que obtener servicios de cuidado y por un
período más largo.
Tener una vida saludable desde la juventud y/o la
etapa adulta ayuda en gran medida no solamente a que la persona pueda valerse
por sí misma, sentirse segura y capaz, sino que también figura como un apoyo a
los familiares cercanos encargados de su cuidado.
qué hacer en caso de enfrentar un problema
médico que los deje en estado de coma porque son temas difíciles de abordar, y
lo que está ocurriendo es que los hijos se ven obligados a tomar decisiones
cruciales en medio de una situación de crisis sin la información y tiempo
adecuados y sin saber cuáles son las preferencias de los padres.
Establecer cantidades de ahorro mensuales propias y
de los familiares que se acercan a la tercera edad ayuda a tener mayor certeza
en la toma de decisiones que impliquen algunos gastos cotidianos y especiales,
ya que contrario a lo que muchas personas piensan, los seguros médicos privados
no pagan por el cuidado de salud avanzado, el cual consiste en proporcionar
ayuda a personas de edad avanzada con sus actividades cotidianas como la
alimentación, aseo personal y supervisión de los medicamentos, entre otros.
Apoyo a la población de la tercera edad que aún se encuentra en condiciones de desarrollar actividades productivas
El aumento en la esperanza de vida, y la situación
socioeconómica que prevalece, ha surgido un fenómeno que ha ocasionado la
aparición de hogares monoparentales y familias trigeneracionales, lo que
origina que actualmente en nuestro país, más del 30 por ciento de los hogares
sean sostenidos por mayores de 65 años. Los adultos mayores se han convertido
en cabezas de estos hogares, llegando a cumplir dobles jornadas de trabajo, que
van desde la aportación de un ingreso, el cuidado de niños y la realización de
labores domésticas, perfilándose así la nueva familia del próximo milenio
conviviendo bajo el mismo techo y en condiciones no siempre óptimas.
Un gran porcentaje de este sector mantiene su
capacidad, sus facultades y su deseo de participar, las personas que cumplen 60
o 65 años, no se encuentran limitados para desempeñar roles sociales
productivos y creativos, debemos rescatar toda la experiencia de su vida y
aprovechar la sabiduría que el tiempo les ha dejado y fortalecer así, la gran
cadena generacional y responder con justicia a los esfuerzos que ellos han
realizado en su vida para combatir la exclusión.
[1]
INEGI Consulta el 7 de Agosto de 2012
[2]
Cifra obtenida del documento “Tercera Edad. Sigamos activos para envejecer
bien” del Presidente de la Comisión de Salud, en el Senado de la República, Sen.
Samuel Aguilar Solís. (http://www.diputados.gob.mx/cronica57/contenido/cont7/3edad7.htm)
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