Esta fábula ejemplifica de forma clara el tipo de relaciones que establecen las personas con toxicidad de envidia.
La serpiente y la luciérnaga

La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
-No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar. -Respondió la serpiente.
-Entonces dime,
¿pertenezco a tu cadena alimenticia?
-¡No! -contestó la serpiente.
-¿Yo te hice algún mal?
-¡No! -volvió a responder su cazadora.
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
-¡Porque no soporto verte brillar! -fue la última respuesta de la serpiente.
Fin
La moraleja es simple: "Sigue brillando"
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